domingo, 14 de noviembre de 2010

INFORMACIÓN DESINFORMADA

Se hace necesario entender la heterogeneidad de ciudadanos que se da en las ciudades del siglo XXI, para comprender las dificultades existentes de los partidos políticos para poder llegar con un discurso inteligible y diferenciador a cada uno de los habitantes de una población, de una región determinada o de todo un país.

Sin duda alguna, en plena Revolución Industrial, cuando los campos se despoblaron para conformar una gran masa humana en los núcleos urbanos, por otro lado, pequeños, en general y sin planificación urbanística alguna o al menos muy simples, posibilitaron que el asociacionismo proliferara, desde la puesta en común de una misma problemática, frente a un enemigo perfectamente identificado, que lejos de solucionar sus problemas los acrecentaba con medidas de tipo represivo. Ni que decir que la gran concentración de trabajadores (proletarios) en grandes empresas (la industria) a la vez que en barrios construidos y diseñados para ellos, con bajos salarios y con un ataque constante y directo sobre su dignidad, hacían que la lucha obrera fuese la única salida posible en la defensa del interés general.

La realidad de hoy es bien distinta, al menos, en este mundo en el que habitamos, llamado desarrollado. La industria existente ha incorporado nuevas, avanzadas y desarrolladas tecnologías que hacen que la fuerza de trabajo empleada, no sea ni mucho menos para considerar al trabajador, como proletario. La mano de obra es especializada, lo que no ocurría con éste, y desde luego sus condiciones laborales, si bien deben mejorar, no son ni mucho menos las que había en el siglo XIX, ni tampoco en gran parte del XX.

Las ciudades ya no concentran a ciudadanos en función del gremio al que pertenecen, de modo que, afortunadamente, ya es posible encontrar en nuestras urbanizaciones (algo más humanizadas que las de antaño) funcionarios, profesionales, mecánicos, albañiles, autónomos, etc. de clases bajas, medias y altas, conviviendo con total normalidad. Es decir, la pluralidad de status, educación y culturas, ha llegado a nuestras barriadas, conformando un ente multicultural que nos ha de hacer plantearnos formas diferentes de comunicación y de explicación para afrontar y acometer los diferentes problemas, que sin duda, también se da en este nuevo modelo de urbe.

Obviamente hay que mencionar que la información, la comunicación a través de los diferentes medios existentes, incluyendo, desde luego, ese gran canal comunicativo que es Internet, ha conformado una realidad social, política, económico, etc. que nos ha de hacer plantearnos que hay un nuevo modelo de sociedad a la que los partidos políticos de izquierdas, tendrán que llegar y a las que, creo estaremos de acuerdo, tienen grandes dificultades para hacerse oír. Sea como sea, sabemos, conocemos, que la prensa en España, es leída por un 39 % de la población, que la radio, es seguida por un 55.2 % , la televisión por un 88,7 % e Internet por el 35 % según el Estudio General de Medios, que de Abril de 2009 a Marzo de 2010, realizó la empresa AIMA entre otros medios.

A los datos ya mencionados le acompaña que son las mujeres con un 51 % las que más se preocupan por las informaciones que se les proporciona, frente a un 49 % de hombres que lo hacen. Si seguimos ahondando en el estudio, es decepcionante, que las personas comprendidas entre los 25 años y los 44, tan sólo siguen los medios un porcentaje entorno al 19 %. Dicho todo esto y sin ahondar en aquellos que tan sólo siguen los titulares sin entrar en el contenido de la información, y teniendo en cuenta la enorme repercusión de los medios audiovisuales, fundamentalmente la televisión, parece obvio que los amantes de la democracia participativa, no deberíamos conformarnos con comunicarnos tan sólo a través de ellos. Ojo, no quiero decir con esto que no sean importantes y que no haya que seguir trabajando sobre los mismos, todo lo contrario, pero se estará conmigo en que se hace necesario (si queremos profundizar en el Estado de Derecho) un mejor y más profundo análisis sobre las formas y canales comunicativos más personales y directos.

Por tanto, si estamos de acuerdo, que la ciudad ha cambiado, que las costumbres, ocios y empleos ya no son lo que eran; que las nuevas tecnologías han supuesto una revolución en la concepción que del mundo se tenía, contemplando las relaciones sociales, laborales y humanas desde parámetros diametralmente distintos a como se concebía en otros tiempos, es razonable, que la metodología de trabajo y de acción política de aquellos que creemos profundamente en que un mundo mejor es posible; cambie y lo haga articulando discursos y comportamientos que nos aboquen al intercambio de opinión, de forma directa, con aquellos que contribuyen con su esfuerzo, trabajo y solidaridad al mantenimiento del Bienestar ciudadano.

Invitar a pensar es la consecuencia de la existencia de una interlocución sincera, honesta, clara y mutua, que se produce desde el entendimiento común. Hacer y crear cultura ha sido siempre uno de los grandes valores de la izquierda.

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